«Cartagena de Indias es la ciudad más bonita de Sudámerica» nos comentaban antes de partir. Y la verdad es que es preciosa. Lo tiene todo para ganar: una arquitectura colonial perfectamente conservada, su historia llena de piratas y batallas y está bañada por el mar Caribe.
Pero lejos de entusiasmarnos, «La Ciudad Amurallada», Patrimonio de la Humanidad, nos pareció un decorado, le falta autenticidad. Y es que la verdadera Cartagena se erige tras sus murallas, escondida donde nadie mira. Ahí, encontramos la realidad cartaginense, la ciudad con uno de los índices de desigualdad y pobreza más altos de Colombia.
Cartagena de Indias
Cartagena es un paraíso turístico. Dentro de sus Murallas encontramos gentes de todo el mundo, de vacaciones, que admiran está preciosidad pero que desconocen totalmente su realidad. Es de los pocos sitios de la majestuosa y cálida Colombia donde encontramos el denominado turismo de masas.
Por todo ello, tras pasear por sus calles, plazas e iglesias y visitar el Castillo San Felipe de Barajas decidimos que continuábamos con nuestro viaje. A nosotros, por desgracia, Cartagena tiene poco que ofrecernos.
Durante nuestra estancia en Cartagena, nos alojamos en el Iguana’s Hostel House que está en el colorido y animado Barrio de Getsemani. Este barrio es muy alegre y esta lleno de vida. La mayoría de hostales están aquí y son carísimos pero este es muy barato y además, son amables.
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